Iniciativa ALECAR

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martes, 13 de abril de 2010

5 - La dedicatoria

Todavía no se cómo pero de repente me vi cabalgando sobre Haizun que espoleado salvajemente galopaba colina abajo. Con cientos de voces -Báculo de exiliados...- entonando la letanía en mi cabeza -lámpara de inventores...- apenas era consciente de que volaba como una aparición entre los vecinos que trabajaban en los jardines -Confidente de ahorcados...-. Con la cara lívida, los ojos fuera de las órbitas y la expresión de la locura dibujada en mi rostro llegué la entrada de la casa -¡Oh Satán, ten piedad...-

No recuerdo que pasó con Haizun, sólo se que bien entrada la noche Adelia, en su infinita preocupación por mí, me sorprendió en la biblioteca. Único testigo de los hechos de la casa tuvo que ver uno de los más penosos espectáculos de que he sido protagonista. Cientos de volúmenes se amontonaban sobre las mesas auxiliares, otros habían volado desde las estanterías hasta el suelo y estaban a la espera de ser consultados. Yo buscaba frenéticamente en absoluto caos alguna referencia a esos versos que hacía años escondía la tumba de mi abuelo.

-¿Se encuentra bien, Señor?- Con la voz de Adelia todos los fantasmas del pasado callaron su voz. Ya en silencio, ante la mirada preocupada de Adelia, fui consciente de que había permanecido, como un animal enloquecido, en la biblioteca durante tres días. Con la mente perdida en los versos que no cesaban de repetirse.

Ordenar de nuevo la biblioteca me llevó una semana. Durante ese tiempo Adelia me impuso un horario disciplinado. Gracias a eso pude poner en claro mis ideas. La suerte quiso que en el transcurso de esos días desviara mi atención sobre un tomo olvidado. Estaba de suerte una vez más, como no, gracias a la cordura que imponía Adelia en el día a día del caserón.

A pesar de las noches que he pasado escudriñando cada rincón de la biblioteca nunca reparé en este tomo. Me sorprendió la dedicatoria que adornaba la primera página:

Con cariño para Johan Alecar.
Amigo.
Intercede por nosotros ante el Ángel Negro.

Firmado: C.P.B.


C.P.B... El libro no presentaba referencias del editor ni del autor, ni tampoco del año, como si hubiera sido impreso sólo para mi abuelo. Pasé la noche devorando cada letra de aquel libro.

...Carbonilla

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