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domingo, 30 de mayo de 2010

12 - Curioso hallazgo

A buena velocidad atravesé el puente de piedra que daba salida al pueblo por el bosque. Aún no recordaba como llegué hasta el pueblo tras mi trato con el ser al que invoqué. No podía tener la certeza de que los hombres de la taberna no fueran tras de mí. A pesar de eso tenía que confiar en Haizun, él sabría llevarme a casa.

¿A quién más habría invocado anoche? parece que los asuntos que traté despertaron la atención de más gente. Además está el sueño con la gente de bata blanca, ese tuerto endemoniado que a veces parecía querer matarme y otras me velaba como una madre. Por más que intento darle un sentido a todo esto, cada vez se me antojaba más lejano entender algo. ¿Cual sería la máquina de que hablaban durante mi sueño?

No conseguía sacar nada en claro, estaba cansado, me dolían las costillas a cada tranco de Haizun. Lo mejor sería llegar a casa y poner en orden los sucesos de esta noche. En estas cábalas me encontraba cuando se abrió paso entre la espesa oscuridad de la noche la brisa helada que anuncia la madrugada. Era la hora en que la noche se acaba, en la que los viejos mueren, cuando los demonios ya han acabado su festín, cuando los seres de otros mundos regresan a sus hogares. Una agradable sensación de seguridad me envolvió seguro de que, por ahora, nadie me perseguía.

Tiré levemente de las riendas ralentizando así la marcha, algo que mis costillas agradecieron. El sol anunció su presencia y los pájaros, como heraldo de la mañana, se encargaron de despertar la vida que por el día inunda el bosque.

Al pasar junto a unas rocas que formaban una pequeña ermita pude observar algo que no debía estar allí. Un objeto brillante con aspecto de metal pulido. Desmonté y con precaución lo tomé para examinarlo. En un flanco tenía tres botones con inscripciones que jamás había visto. En el lado contrario una rueda. Junto a esa rueda un hilo flexible que en su mitad se bifurcaba y en cada extremo una pieza redondeada.

A su contacto un golpe de luz sacudió mi cabeza, fue algo parecido a un recuerdo. Estaba tumbado en una camilla, varias personas vestidas con batas blancas. Una de ellas manipulaba un aparato parecido al que acababa de encontrar. Sé que es imposible pero estaba otra vez dentro del sueño que había tenido horas antes. Ahora estaba recordando detalles en los que ni siquiera había reparado. Casi instintivamente mis manos repitieron lo que había visto en este recuerdo imposible. Apliqué las piezas redondeadas a mis oídos, pulsé todos los botones hasta que...

...
Well, shake it up, baby, now, (shake it up, baby)
Twist and shout. (twist and shout)
C'mon c'mon, c'mon, c'mon baby, now, (come on baby)
Come on and work it on out (work it on out)
...

¿Era posible esto que estaba oyendo? ¿Era esa la máquina que tanto preocupaba a esta gente? Volví a montar y a pesar del dolor que sentía en las costillas hice trotar a Haizun. Con esa extraña música metida en mis oídos. Esos instrumentos que no sonaban a nada que hubiera escuchado antes. La estridente manera de cantar de aquel enloquecido me trajo la imagen de un tipo espasmódico moviendo la cabeza como si quisiera sacudirse de encima la larga melena descuidada.

Cómo pesaban las emociones de la noche. Afortunadamente ya era de día. Haizun trotaba ligero y podía reconocer no muy lejos la silueta familiar de la Colina del Silencio. Me quité de un tirón los extremos del hilo y recuperando los sonidos del bosque me dirigí a casa.

2 comentarios:

  1. Este si que me ha gustado. Hay que ver que cosa.

    Por cierto, sois JILIPOLLAS.

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  2. 30/05/2010 23:75. 468

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